lunes, 27 de septiembre de 2010

EL Z0DÍACO

Para comprender cómo nació el Zodíaco, es necesario pensar como un hombre de la Antigûedad, que consideraba a la naturaleza, el cielo y la Tierra como un gran libro abierto cuyas señales debía aprender a interpretar.


Se puede considerar al Zodíaco como un sistema de "coordenadas", un instrumento de medidas creado para observar, seguir y situar los fenómenos celestes (referidos al Universo) que se producen alrededor de la Tierra.
Consiste en un cículo de 360º, dividido en 12 sectores iguales, de 30º cada uno, que son las 12 casas de los 12 signos astrológicos, que se ubican de acuerdo a un orden cronológico establecido por el ritmo de las estaciones y por los ciclos del Sol y de la Luna (referidos al hemisferio Norte, de donde proviene la Astrología).
En el interior de este círculo imaginado y colocado alrededor de la Tierra por los hombres de la Antigûedad, se mueven los planetas: coincide con el plano de la Eclíptica.

Con este sistema se puede fijar un instante preciso de un cielo siempre en movimiento, si colocamos en él con exactitud los planetas y las estrellas, obteniendo así una "fotografía" instantánea del mismo, tomada en un momento determinado, observada por el astrólogo: por ejemplo la Carta Astral de una persona.
El Zodíaco, como instrumento, le permite al astrólogo conocer los movimientos contínuos de los astros, aunque no fueran observables a simple vista en su momento, y así poder "predecir" con certeza la llegada de un astro, a una determinada Casa, en un determinado momento, ya que los movimientos celestes son cronométricamente regulares a lo largo del tiempo. Así, lo que un antepasado observó, midió y codificó en un momento preciso, podía comprobarse uno, dos o tres siglos más tarde ¡ hoy en día puede confirmarse con exactitud algunos fenómenos celestes observados hace cincomil años!

Desde entonces, observando la simultaneidad de la aparición de un astro en un sector del Cielo y del Zodíaco y la manifestación de uno o varios fenómenos naturales en la Tierra o en su entorno inmediato, el hombre de la Antigûedad pudo prever los fenómenos mencionados y anticipar de forma lógica todas sus consecuencias sobre la Naturaleza o sobre su propio espacio vital.
Así, poco a poco, el hombre comprendió los elementos de la Naturaleza y fue capaz de mejorar todos los campos de su vida sobre la Tierra: se trataba de una ambición científica, estimulada por un afán de conocimiento y por una finalidad práctica.

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